22.11.05

En una radio francesa de la ciudad de Reims, ROCKOMONDO, On Junk es disco del mes, y dicen cosas muy bonitas de mí. Y no sólo porque el francés suene bonito y yo no entienda ni una sola palabra de francés salvo "Rue mont matre" y "Très bon", lo único que aprendí, "Calle Mont Matre" y "Muy bueno" (más el acento circunflejo), de las pocas clases de francés que nos dio una profesora a mis hermanos (mellizos) y a mí cuando éramos pequeños pero no tanto para nuestro comportamiento. La profesora llegó con mucha ilusión y nos quiso dar las clases a los tres juntos puesto que ninguno sabíamos nada y pensaba que así nos ayudaríamos los unos a los otros como buenos hermanos y ciudadanos de provecho. La verdad es que desde la primera clase no parábamos de reírnos, y al tercer día, o quinto como mucho, recuerdo que llovía a cántaros, nosotros no parábamos de reírnos con convulsiones y la clase se hacía insostenible. Ella, muy ofendida, nos dice entrecortada que somos unos niños insoportables y que no va a haber nadie que nos quiera dar clases nunca más en toda nuestra vida (nuestros padres la verdad es que no lo volvieron a intentar), se pone el abrigo como el que se abrocha una camisa de fuerza y sale enfurecida de casa tan rápido como la cólera le permite. Sale a la calle, y nosotros abrimos la ventana y nos despedimos de ella los tres como si en esos días nos hubiésemos hecho muy-muy amigos de ella y recíprocamente; y nos mira con expresión de no hay nada que hacer, son unos demonios de lengua bífida, y abre el paraguas; y el paraguas se rompe y la impotencia se apodera de ella y solloza y no quiere mirar atrás porque nosotros no damos crédito, preferimos no pensar si hacemos bien o mal, porque no podemos parar de reírnos.