10.11.05

XXL
Muni Camón, a quien, junto a Paco Loco, echo mucho de menos porque para mí ya son algo inmensamente especial, y desde que grabamos On Junk no nos hemos visto, además se retrasó el concierto que íbamos a dar juntos -más Pierrot- en Madrid en noviembre (a muy probablemente enero), me dijo la última vez que hablé con ella que a pesar de que mi máxima del diario deja claras mis intenciones, ella me lee todos los días por si acaso. Y Diego, parte de la asombrosa onda expansiva de PAL, anteayer nos acompañó a Jerry Maguire, Ana Bolívar, B52 y a mí al programa de radio donde me entrevistaron; lo segundo que me dijo fue que llevaba mucho tiempo sin escribir en el diario. Entonces recapacité y pensé en la serie Seinfield, y en Curb Your Enthusiasm (Contén Tu Entusiasmo), otra serie posterior de uno de los mismos creadores de Seinfield: al humor incesante de la primera, de apariencia amable pero de fondo bastante asocial, que a mí me encanta, le sucede en Curb... su perfil más histriónico, misántropo, enloquecido, extremo, y a mí me entusiasma. Pero es verdad que te ríes sólo si te sientes un poco identificado, lo que sin duda refleja alguna patología: por ejemplo, casi siempre que me hacen una entrevista, por teléfono o en persona (por mail no parecen tener ningún problema ¿?), lo de llamarme Remate les cuesta, pero cómo te llamas de verdad, pues de verdad Remate, claro, pero es un nombre un poco raro, no, es absurdo, respondo yo, por eso me gusta, llámame Remate, sin duda. Bueno, Remate, entonces, ¿por qué cantas en inglés...? Es genial ese momento en el que digo sí, llámame Remate (si puedo, porque hay veces en que se les nota completamente inflexibles y me van a llamar todo el rato algún nombre-nombre o como mucho un diminutivo coloquial que empeore aún más las cosas; la entrevista suele ser entonces una puta mierda). Luego también los hay desconocidos que me llaman Remate sin ningún tipo de planteamiento (conocidos que me llamen Remate hay cientos y lo ven completamente normal desde el principio, he ahí las diferencias, la clase). Éstos, los perfectos desconocidos que me llaman Remate sin inconveniente ni reflexiones, suelen ser los que me consideran un músico consolidado (¡!) y, como en el caso de la entrevista de ayer, los que me auguran muchas ventas de On Junk. Yo respondí que no sé, digo, que amén. La entrevista era de una emisora en Tarragona, en la llanura del Mont Blanc, donde di un concierto estrambótico hace unos meses. A ver cuándo vienes por Cataluña, que yo ya te he visto en directo y estoy deseando verte otra vez, me dijo ayer Miquel, el entrevistador, por teléfono. Bueno, respondí yo, no fue mi mejor concierto, que digamos, hubo elementos un poco estrambóticos. Y nos reímos ambos a mandíbula batiente con todas las vocales. Ese concierto fue algo único, desde luego, pero no por mi música, seguro. Llegamos Jerry Maguire y yo y la sala era un prostíbulo - a lo mejor no, pero lo parecía, que es lo importante- de cortinas de falso terciopelo violeta, dispuesta con muchos recovecos y barras con bebidas translúcidas de graduación imposible. Hasta ahora todo bien, era estimulante, divertido, pero he ahí que unos chicos estaban probando una mesa de mezclas digital "muy moderna, muy buena", ay, con la que me iban a sonorizar el concierto, sin monitores, ni escenario, pero con muy buenas intenciones porque me tenían mucho respeto. Así, la prueba de sonido fue un completo desastre y Jerry y yo nos dimos al orujo con pragmatismo que fue paulatinamente mutando en euforia disparatada. Cenamos, y nunca jamás ceno antes de los conciertos, pero mejor cenar en este caso excepcional, tal y como la cosa pintaba. Y la cena fue increíble, deliciosa, un sitio mítico, en la montaña, un frío que justificaba el orujo, la gente que organizaba el concierto era encantadora. Empiezo el concierto con más ganas de tarta que de canciones, no sé si al piano o a la guitarra, aquello sonaba fatal, a un volumen abrasivo, pero aún así resultaba un susurro ridículo porque la gente, que llenaba creo que casi por completo la sala, hablaba a grito pelado al lado mío, al fondo y en los recovecos, ni me miraban, me sentía como un holograma. Hasta los mismos que habían cenado con nosotros gritaban en sus conversaciones como si me hubiera desvanecido. Les gustaba mucho mi disco (por entonces hablaban del Ballads), decían, y supongo que estaba bien que estuviera allí pero no importaba lo que interpretase, para eso tenían el disco que lo escuchaban cuando les daba la gana. Así, fui pasando por canciones, en alguna aislada probé cosas improvisadas que me gustaron, cuando me sentaba al piano eso ya era una fiesta de fin de año, con matasuegras y piñatas de confeti, y decido que ya y termino el concierto. Y entonces ocurrió. Un señor, que no sé de dónde salió, empieza a gritar otra, otra, aplaudiendo como un poseído, se me acerca, que yo sí que sé, la leche, pero sigue tocando, quien es el responsable de esto, que siga tocando el chico, si es un fenómeno. Cuando crees que nadie en todo la montaña incluyendo a las cabras te esta escuchando, aparece un fan psicótico. Me cago en, quién es el responsable de esto. ¿Es por dinero? Yo te pago lo que quieras, ¿este es el manager, no? Yo le pago lo que me digáis. Y saca un fajo de billetes, 1000 euros decía, si no puede ser aquí pues vente a mi casa, esto es para ti, ¿está bien o es poco? Si es por dinero. Lo que no hago por 100 euros no lo hago por 1000, digo yo en una cita pretendidamente culta y molesta. Vale, ¿es por dinero?
- Mañana empezamos la gira conjunta PAL y Remate, qué ganas.