27.2.11


Soy un entrópico
Se conocen casos de intoxicaciones en esquimales al comer hígado de mamíferos marinos. Una chica entra en una tienda abrazada a un puglet –un cachorro de pug. La dependienta les pregunta si alguno tiene sed. Ella dice que sí, pero habla por el perro*, ella no tiene sed. Una señora muy mayor desayuna en una cafetería un cruasán y leche manchada mientras tose tísicamente y comenta que tiene muy buen humor, que gasta muchas bromas. Shirley Maclaine puede llorar de alegría y hacerte llorar de tristeza y de alegría y estremecerte de muchas más formas que las que pueda computar la algoritmia. En una pizzería pido varias porciones de patata con trufa, tomate con albahaca y ahumados, calabacín con butifarra, para llevar. Me las meten en unas cajas de cartón cuadradas y delgadas que podrían contener dianas y arcos plegables y flechas de resina producidas por especies vegetales que suelen desarrollarse en zonas desérticas, con alto poder molecular, aunque todo indica que simplemente serán unas pizzas suculentas. Al abrirlas, ya en casa, están vacías, un espacio interestelar, una curvatura del espacio-tiempo o “gravedad de un agujero negro” llamada horizonte de sucesos: llamo por teléfono, regreso caminando, deshojo una margarita amarilla, aunque no exista luz en el espectro del amarillo. La integración de los mutantes en una sociedad humana que les tememos y que a la vez necesitamos su protección es un dilema. “Schopenhauer dice que un humano puede hacer muy bien lo que él quiera, pero no puede hacer lo que él quiere, me acompaña en todas las circunstancias de mi vida y me reconcilia con las acciones de los humanos, aún cuando son muy estresantes”, Albert Eisntein sobre Arthur Schopenhauer. Para mí es el medio campo perfecto. A los que añadiría a Werner Herzog, Robert Pollard, Mark Linkous... y David Lynch y su película Inland Empire, donde por fin descubre una pistola que es capaz de matar al Fantasma. Como el aikido, el arte marcial donde se anhela la armonización del contrario en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota del adversario sin lastimarlo. Laszlo practica el aikido. Yo practico el libre albedrío según Arthur Schopenhauer, o sea, sabiendo que es una quimera. Y soy un entrópico, lo sé, un devoto de la evolución o transformación desde el punto de vista de la probabilidad. Además de que entrópico también signifique vivir en un estado tropical, espiritualmente hablando, claro, entre cumulonimbus, tornados, huracanes, relámpagos del Catatumbo, catártidos y otras aves de gran tamaño, y plantas de arroz. Equidistante del cenit y el nadir del héroe, donde se debaten entre lo superlativo y el ocaso.
* Robert Pollard - Talking Dogs
* Sparklehorse - It's A Wonderful Life